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Milei presidente es el síntoma de nuestra dolencia social. Desplazamos nuestra patología en alguien patológico. Empatizamos con alguien trastornado para depositar en él nuestro trastorno y tener dentro de algún tiempo, cada vez más cercano, otro chivo expiatorio a quien culpar y, sobre todo, exculparnos. Pero el problema a corregir no es él sino nosotros. Leer más